lunes, 8 de abril de 2013

Un metro de vida


Son las 5 de la mañana, en una de las primeras estaciones de la línea del metro. Hice el esfuerzo de levantarme a esta hora para así poder evitar el tumulto de gente, y con ello, prever que me detuviera tanto en cada estación.

 El vagón estaba con poca compañía, una que otra persona distribuida en el cajón de metal que  se asemejaba a  la risa de un viejo con pocos dientes. Todo indicaba que iba a ser un viaje tranquilo, así que, agaché mi cabeza dispuesto a dormir un poco.

A los pocos minutos, me percaté que teníamos un viaje con muchos ajetreos, por que el vehículo   parecía estar descompuesto. Se detenía constantemente, rechinaba y hasta las luces parpadeaban. Todo esto ocasionó que el metro retrasara su marcha, yo llegara tarde y que los trenes  que venían atrás también perdieran tiempo valioso.

Muchas veces, al tener una relación deficiente con Dios no obtenemos las bendiciones que tu Padre amantísimo quisiera para ti. El pecado estorba en tu avance espiritual y existen ocasiones en que, por no estar suficientemente crecido espiritualmente, pierdes oportunidades muy valiosas.

Lo peor de todo es que, al no avanzar, privas a los hermanos de tu iglesia local al frenar su crecimiento al no dar todo tu potencial en la obra, en otras palabras, entorpeces o retrasas a los demás en comparación con que si fueras un cristiano más preparado y diligente.

¿Por qué no empiezas a dar mantenimiento a tu vida espiritual? ¿Qué esperas para tener una plática con el fabricante para saber qué es lo que está mal en ti? ¡Date un ajuste a tu vida cristiana!

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