“¿Cuánto tenia? ¡Esta es mas chiquita que la otra! Mmm Creo
que estas son del cambio de la tienda”. Algunas personas tienen este monologo
justo antes de que la canasta de las ofrendas pase a su lugar. Ellos, mientras,
mueven el contenido de su bolsa con la mano y moviendo la pierna para alcanzar
las monedas más pequeñas se origina un extraño baile que desgraciadamente esta
de moda en mucha de nuestras iglesias. Por desgracias, pareciera que buscáramos
los sobrantes para darlos a Dios.
Cuando el salmista dijo: “¿Pero quién soy yo? O ¿Quién es mi
pueblo? Para que ofrecer cosa semejante, porque todo es tuyo y lo recibido de
tu mano te damos” tiene un tono de indignación, porque se sentía indigno a la
idea de solo ofrecer un poco de todo lo que Dios le había dado ¿Cuánto te ha
dado Dios? No solo en dinero, sino en las cosas que también valen como son: la vida, tu familia, la salvación… ¡Qué Padre
tan bueno tenemos!, y tu ¿Qué le das? ¿Lo que te sobra? ¿Y con qué actitud das
lo que le ofreces? ¿Frustración? ¿Arrepentimiento? o ¿Para que la gente vea lo dadivoso que eres?
Solo puedo decir dos
cosas: La primera es que Dios es el creador de todo y no necesita las sobras de
nadie y la segunda es que Él se agrada
de la forma en que las damos, esa es nuestra adoración no lo que damos. El ve
tu corazón, tu gratitud y tu fe en que todo irá bien porque Él está a tu lado.
El no ofrendar al único que le quitas la bendición es a ti
mismo.
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