Imagina dos embarcaciones. En ellas, la tripulación no
parece diferenciarse una de otra, pero si te pones a observar un poco más
encontraras un detalle abismal. El capitán de una prepara a su tripulación
física y mentalmente. Los tiene en constante entrenamiento para estar
preparados para lo que se avecine. El mar es amante pasiva pero también es
enemigo sangriento, por eso se debe de estar preparado… al menos eso es lo que
dice el capitán de esa embarcación. No existe temor en los tripulantes porque
su capitán los ha preparado para lo que venga.
Por otro lado los tripulantes de la segunda embarcación son
temerosos. Cualquier lluvia pareciera anunciar su fin. El capitán de esta
tripulación les recuerda constantemente que no importa que es lo que pase en
algún momento caerán y la mar será su sepultura. Las personas, en momento de
quietud, son holgazanes y flojas. El capitán para activarlos para sus tareas
les recuerda que en cualquier momento una tormenta azotará su barco y todos
morirán. Efectivo pero la tripulación se decepciona o vive en un constante
temor. Como puedes imaginar, son embarcaciones completamente diferentes.
Esto también existe este tipo de comportamientos en varias
iglesias. Algunas congregaciones preparan a las personas para las grandes
adversidades. La buena preparación hace que los congregantes estén preparados
para cualquier eventualidad y, aunque en las pruebas tengan temor, saben que
hacer y confían en lo que han estudiado acerca de Dios y sus promesas.
Sin embargo, el barco de los temerosos simboliza a las
congregaciones que se preocupan por mencionar que están mal, que viven en
pecado, que su va en picada si no hacen nada pero no aclaran ¿Cómo pueden
cambiar? ¿Qué es lo que se debe de hacer en las pruebas? Y ¿Qué cosas podemos
hacer mientras Jesucristo vuelva?
El temor no es parte de la vida cristiana. La obligación no
debe de tener cabida en las acciones de un creyente. La acción en no debe de
ser condicionada o impuesta por los lideres para que la gente reaccione. Solo la
buena preparación espiritual, la necesidad se servir a Dios y la sed por salvar
almas pueden existir en una iglesia sana. Y tú ¿A qué embarcación perteneces?
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