Aunque suene grotesco, los caracoles zombies son para aquellos a los que
un parásito reside dentro de ellos. Este invasor toma el control del caracol
dejándolo a su merced. Estos los obliga a salir a lugares altos, como copas de árboles
o arbustos.
Además de todo esto, el parásito hace que las antenas de sus
víctimas se hinchen y simulen el movimiento de gusanos, haciendo que, en un lugar expuesto y
con estos movimientos, sea una invitación para que los pájaros lo ataquen. Pero
se preguntará ¿Con que propósito hace esto? Pues al estar en el estomago del
ave el parásito se reproduce y esparce
sus descendientes por el bosque con las heces de su nuevo anfitrión. Así
infectara a otros caracoles que pasen en el excremento.
Si después de haber estado todo el día sin que lo atrapen,
el caracol vuelve en sí y regresa a resguardarse, pero esto es momentáneo, ya
que, a la mañana siguiente volverá a ser un zombie.
Cuando el apóstol Pablo,
en Romanos 7:15 dice: “Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago
lo que quiero, sino lo que aborrezco eso hago” se refiere al pecado que mora en
nosotros, nuestra vieja naturaleza, la cual nos lleva a hacer cosas que nos
perjudican y nos ponen en peligro.
Es hora de luchar con esa parte interior que
solo quiere hacernos daños con ayuda de Jesucristo. No seas lento en hacerlo…
tan lento como un caracol.
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