¿No te ha pasado que al no tener luz en una noche todo lo
cotidiano toma un tinte escabroso? A mí me sucedió cuando caminaba hacia mi
casa, una noche con muy poca luna, y una manzana completa oscura.
Como te imaginaras los ladrones estaban en cada esquina y
los locos asesinos detrás de cada carro… al menos en mi imaginación.
Todo el tiempo estaba a la expectativa de que mis ilusiones
me atacaran, pero nunca fue así. La oscuridad acrecentaba las posibilidades de
que alguien me atacara pero hasta allí…lo que si era muy real era mi miedo.
Cuando tenemos pecados sin confesar o recurrentes, poco a poco nos oscurecen la visión del camino
que Dios tiene preparado para nuestra vida.
Además, la duda de tomar buenas
decisiones es cada vez más aparente. Por último, cosas malas aparecen
consecuencia de los pecados que no queremos dejar.
¿Por qué no le pones luz a tu relación con Dios y dejas
iluminado tu camino con la santidad? ¡A ver hasta qué hora se te prende el
foco!
No hay comentarios:
Publicar un comentario